En esta ocasión, el bailarín y coreógrafo Mikhail Baryshnikov (Letonia / Estados Unidos) fue el encargado de emitir el mensaje de este año:
Se dice a menudo que la danza puede expresar lo indecible. La alegría, el dolor y la desesperación se hacen visibles; expresiones encarnadas de nuestra fragilidad compartida. En este sentido, la danza puede despertar empatía, inspirar bondad y despertar el deseo de sanar en lugar de dañar.
Especialmente ahora, mientras cientos de miles de personas sufren guerras, lidian con la agitación política y se alzan en protesta contra la injusticia, la reflexión honesta es vital. Es una carga pesada para el cuerpo, la danza y el arte.
Sin embargo, el arte sigue siendo la mejor manera de dar forma a lo no expresado, y podemos empezar por preguntarnos: ¿Dónde está mi verdad? ¿Cómo me honro a mí mismo y a mi comunidad? ¿Ante quién respondo?